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EN LA CUERDA FLOJA

Y la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigila de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Mateo 14:24-26

En mas de alguna ocasión hemos sido testigos, de ver a esos tipos caminando sobre una cuerda floja, ya sea por televisión o en algún circo; hacen de todo un poco según es la habilidad de cada quien, unos caminan con un solo pie, otros hacen malabares, pasan en bicicleta, vendados los ojos y según la experiencia de cada uno, hacen lo que sea necesario con tal de atraer la atención de los demás y ser el punto atractivo del evento. Eso si, un paso en falso, un movimiento errado o una distracción, puede costarle la vida. Ellos dependen del equilibrio, de la coordinación de los movimientos y de que la cuerda este bien sujeta a ambos lados.

¿Verdad qué nuestra vida muchas veces la caminamos sobre una cuerda floja? Es que son esos momentos de crisis personales, emocionales o espirituales. Las crisis son inevitables, y necesarias en la vida del cristiano; en muchos casos unas más fáciles que otras.

La Biblia relata que los discípulos atravesaban una situación difícil, había una tormenta. Problemas que parecieran ahogarnos, a lo que se suma un estado emocional que paraliza: el miedo, y es que cuando llegamos a tener miedo nos detenemos y se vuelve tan complicado el poder avanzar, vemos a nuestro alrededor y nos encontramos con un panorama gris, sin aparente salida.

Pero que bueno es saber que: en ese aparente callejón sin salida, en ese túnel tan oscuro hay una luz de esperanza; cuando los discípulos estaban en la cuerda floja de la tormenta, apareció Jesús y les dijo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!». 

Un sin número de cristianos caminan en victoria, crecen espiritualmente. Sin embargo, de un momento a otro inician un proceso de estancamiento. Eso es exactamente lo que ocurrió con Pedro, le pidió a Jesús que si era él, que le ordenará salir de la barca y caminar sobre las aguas, y Jesús le dijo: Ven. Y salió Pedro de la barca, andaba sobre las aguas, pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! 

El error de Pedro y el que todos en algún momento hemos cometido, sino es que siempre lo hacemos es que: cuando miramos las circunstancias, cuando miramos hacia abajo, cuando dimensionamos los problemas y nos guiamos por el pensamiento negativo que así ha de suceder (aún cuando ni siquiera hemos iniciado) le damos la espalda a la fe, no ponemos nuestra mirada en Jesús y allí comienza nuestro fracaso; depositar nuestra confianza en las capacidades humanas nos aleja de Dios y firmamos nuestra propia derrota.

Pedro comenzó a hundirse, la duda, el temor se apoderaron del él, lo peor de todo es que esa cuerda floja lo conducían a la muerte. Estaba en la cuerda floja y dependía de él, en creer que Jesús podía hacer algo o creer que no haría nada.

Posiblemente estés pasando una situación muy complicada, si es así no tomes la actitud de Pedro de ver las circunstancias, mira al Señor él es Jesús de Nazareth y te quiere salvar.

Este día quizás camines o estás caminando por una cuerda floja, no mires a tu alrededor, ni mires las circunstancias, confía y déjate guiar por Dios y seguro estarás al otro lado saltando de alegría y con mucho gozo de haber vencido. No te frustres si en algún momento te has caído, levántate, enmienda el error, confía en Dios y comienza de nuevo.

Por: Rafael Reyes